Todo empieza en 1983, cuando la energía de Bernard Turin y la determinación de algunos apasionados enteramente adquirido a la causa de las artes del circo están reunidos por Anny Goyer y Claude Pollet del oficio municipal de la juventud de Rosny-sous-Bois, para desarrollar actividades aéreas para adultos. Luego talleres de malabarismo, alambrismo y trampolín enriquecen poco a poco la actividad circo y permiten desde 1986 ofrecer una formación de calidad para los niños.
Luego de cinco años de actividades y con un número cada vez mayor de adherentes, se crea la escuela de circo de Rosny-sous-Bois. La estructura recibe premios en numerosos concursos internacionales por las escenificaciones singulares de Bernard Turin que ponen de manifiesto una formación en artes circenses fuera de las normas tradicionales.
En 1990, Bernard Turin es designado director del Centro Nacional de las Artes del Circo de Châlons-en-Champagne (CNAC) por el entonces ministro de la Cultura Jack Lang. Encabezará durante cuatro años las dos escuelas, antes de confiar la dirección de la de Rosny-sous-Bois a Anny Goyer, presente a su lado desde el comienzo de la aventura.
El ministerio de la Cultura y Comunicación y el CNAC confíen a la Escuela de Circo de Rosny-sous-Bois el ciclo de formación llevando al primer diploma de estado de enseñanza profesional de artes del circo, el Brevete Artístico de Técnicas del Circo (BATC). La escuela toma entonces el nombre de Escuela Nacional de Artes Circenses de Rosny-sous-Bois (ENACR).
La primera promoción que siguió el curso ENACR-CNAC egresa en 1995 con el espectáculo « el grito del camaleón » puesta en pista por Joseph Nadj. El suceso es tal que revoluciona el « nuevo circo » nacido al inicio de los años 70. Muy rápidamente el planteamiento de los dos establecimientos está reconocido a nivel internacional, la ENACR impartiendo la formación llevando al BATC, y el CNAC al Diploma de Oficios de Artes del Circo (DMA).
Desde los años 90, la notoriedad de la escuela trasciende las fronteras y se desarrollan colaboraciones internacionales.
La de Túnez queda como una de las más emblemáticas ya que condujo a la apertura de una escuela de circo en 2003.
En 2004, el Ministerio de la Cultura, el Consejo Regional de la Île de France, el Consejo General de la Seine Saint-Denis y la ciudad de Rosny-sous-Bois inauguran la nueva carpa de la ENACR.
Gracias a esta magnífica herramienta, la escuela continua su desarrollo y extiende su proyección internacional : se establece una colaboración con la asociación Camaleón en las Filipinas, se crea un festival en Argentina, se organiza un intercambio con la escuela de circo Mandinga de Guinea así que con la escuela de circo de Battambang en Cambodia.
José-Manuel Gonçalves, director de la Ferme du Buisson, es elegido Presidente de la escuela en diciembre 2008. En 2010, pasa a ser director del Centquatre, establecimiento cultural de la ciudad de París. Se desarrolla entonces una nueva colaboración fructífera con el Centquatre, que permite a los estudiantes descubrir entre otras cosas la creación contemporánea y presentar sus números bajo el gran techo de cristal de su edificio fuera de norma. A esa colaboración se añade las establecidas con otros establecimientos como la Ferme du Buisson o el Théâtre de la Cité internationale.
En octubre 2012, Gérard Fasoli, ex profesor de la ENACR, pasa a ser director del CNAC llevando los dos establecimientos a reflexionar acerca de la construcción de un recorrido pedagógico común.
Esta reflexión conduce a poner en marcha un curso autorizando la emisión del Brevete Artístico de Técnicas de circo a finalizar un año de formación y del Diploma Nacional Superior Profesional (DNSP) de artista de circo después de tres años. El CNAC y la ENACR se aseguran la ayuda de la Universidad de Picardie Jules-Verne de Amiens para la emisión del DNSP.
En 2013, la Escuela Nacional de Artes Circenses celebra los 30 años de la constitución del circo en Rosny-sous-Bois y los 25 años de la fundación de la escuela. En aquella ocasión, Claude Capillon, alcalde de Rosny-sous-Bois, bautiza el lugar ocupado por la ENACR, « espacio Bernard Turin » en homenaje al fundador de la escuela.
Después de más de 25 años de actividad, la Escuela Nacional de Artes Circenses de Rosny-sous-Bois se ha vuelta en una verdadera plataforma de aprendizaje de las artes del circo formando a los artistas del mañana y a los aficionados de toda edad, siendo al mismo tiempo un lugar de ensayo y de repetición para los profesionales de las artes del circo.